viernes, 19 de noviembre de 2021

Se cumplen 73 años del natalicio de Silvia Alberte, hija del camarada Bernardo.





Silvia Alberte fue la hija menor melliza con su hermano Bernardo, del matrimonio formado por Bernardo Alberte y Elena Pulvirenti. Nació el 19 de noviembre de 1948, en un hogar donde se respiraba peronismo. A principios de octubre de 1945 su padre, integrante del ejército, había sido detenido y dado de baja de las FF.AA.; fue posteriormente al triunfo popular del 17 de Octubre de 1945 que pudo recuperar su libertad y su grado. 

Las cosas volvieron a cambiar a partir de 1955 cuando el General Perón cayó producto del golpe de Estado sangriento de la autoproclmada "Revolución Libertadora". Su padre, que en ese momento era Edecán Militar del presidente y fue nuevamente detenido y confinado al Penal de Ushuaia.

Mas tarde se exiliaría en Brasil durante dos años. Al regreso, la familia se instaló en una casa del barrio de Caballito, donde Silvia recomenzó sus estudios en la Escuela Normal Nº 4 de la Avenida Rivadavia y donde se recibió con el mejor promedio de su división. En 1967 ingresó a la Facultad de Arquitectura de la UBA; es en ese momento en que Silvia despertó políticamente y empezó a militar en el Centro de Estudiantes. Es en éste ámbito universitario que conoció a Alberto Bello, un compañero referente de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Con él se casó en julio de 1974 y lo acompañó en su proyecto político. Meses después se fueron a vivir a Córdoba. Pero antes, Silvia se recibió de Arquitecta con uno de los promedios más altos de su promoción. En la madrugada del 24 de marzo de 1976 su padre fue asesinado en lo que fue la primera víctima mortal de la sanguinaria dictadura del "Proceso de Reorganización Nacional". Llegó hasta la capital del país y permaneció en Buenos Aires, acompañando y participando activamente en la denuncia de ese hecho criminal donde estaban comprometidos camaradas de armas del hombre que le dió la vida. Es en el mes de abril de ese mismo 1976 la familia Alberte, toda, le levantan una querella al General Videla por asesinato. Días mas tarde, desde Córdoba, con fecha 18 de abril de 1976, recibió una carta, de puño y letra, de su marido, que en un párrafo decía: “Tu padre murió por ser impulsor y participe activo de una Revolución, por ser alguien que comprendió la realidad y se dispuso a modificarla. Su muerte va a tener sentido, como la de todos los compañeros que como él han dado y darán la vida, si la causa por la que se sacrificó, la causa del Pueblo y la Justicia sin más rótulos; si esa causa triunfa”. En los primeros días de junio del ’76, Silvia que todavía permanecía en Buenos Aires, recibió la trágica noticia de que su esposo había “desaparecido”. Él continuaba en el enfrentamiento con las fuerzas armadas que habían ocupado el poder para desarrollar un proceso de entrega que sigue hasta el momento de publicada esta nota. 

Silvia, pese a su dolor y su abatimiento por la muerte de su padre y su marido en tan poco tiempo, continuó denunciando los asesinatos. Dada la circunstancia de la llegada, a la Argentina, de la Comisión Interamericana de DD.HH. allá por septiembre de 1979, después de más de 12 horas de espera, compartiendo el inenarrable dolor de familiares de miles de desaparecidos, logró junto a sus hermanos entregar la denuncia. 

Era septiembre del año 2003 cuando luego de ser víctima de un aneurisma cerebral, falleció cuando contaba 54 años. Sus restos descansan junto a los de su padre Bernardo Alberte y su esposo Alberto Bello en el cementerio de Avellaneda.

 

 

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